En múltiples ocasiones nos es difícil escoger los productos
que nuestro cutis requiere por no saber qué tipo de cutis tenemos, esta guía rápida te ayudará a elegir
correctamente los productos adecuados para el cuidado de tu cutis.
·
NORMAL. Generalmente es de apariencia tersa y
textura suave. Esto se debe a la ligera capa de grasa que tiene en su
superficie, por lo que no brilla en
exceso. Está bien hidratada y se
caracteriza por tener poros diminutos y
cerrados, lo que impide la formación de espinillas e impurezas, tampoco
presenta descamaciones ni la consecuente sensación de tirantez. Se trata del
cutis menos frecuente en adultos, ya que el organismo cambia permanentemente.
·
SECO. Este tipo de cutis no tiene humedad y
generalmente los poros son finos, de apariencia opaca, áspera al tacto, de fácil descamación e irritación, más
propensa a agrietarse y a envejecer prematuramente. Si tu piel es seca, evita el uso de jabones y
productos que incrementen la resequedad, en lo que concierne a cremas y
desmaquillantes, deben ser hidratantes y nutritivos. Evita productos formulados con aceites
minerales, vaselinas, parafinas, etc. (petrolatos), porque como son
subproductos del petróleo no nutren nada,
es lo equivalente a beber gasolina.
Si usas este tipo de productos que provocan un efecto placebo de
bienestar momentáneo, al no nutrirte, tu piel se tornará cada día más seca.
Aparte éste tipo de productos obstruirán los poros de tu piel. Opta por productos que contengan aceites
naturales que realmente nutran tu piel, tales como coco, almendras, pepita de uva, rosa mosqueta, jojoba, ricino, aguacate,
caléndula, manzanilla, chabacano, etc.
·
GRASO. Se caracteriza por poseer distintas
tonalidades que van desde el rojizo en ciertas zonas a pálido y amarillento en
otras; el cutis luce grueso con brillo
excesivo, también presenta barros y
espinillas que pueden aparecer en espalda, pecho y brazos. Esto ocurre porque las glándulas sebáceas
secretan grasa en exceso, lo que ocasiona la obstrucción de los poros. Esto se debe
a cambios hormonales o a malos hábitos alimenticios, el cuerpo, a través de las glándulas sebáceas,
trata de desintoxicarse. Éste tipo de cutis por lo general presenta los
poros abiertos. Si tu cutis es graso y
no lo cuidas adecuadamente, además de que van a aparecer en tu rostro bultos de
grasa y puntos negros, padecerás de problemas de acné, que es una infección que
fácilmente puede cundir por completo tu rostro, debido a la oxidación que estas
secreciones sufren con el contacto del exterior. Por lo que el sol, la contaminación y nuestras propias secreciones son una pésima combinación y enemigo número uno
del cutis graso. La asepsia es muy
importante para quienes tienen este tipo de cutis. La ventaja es que el cutis graso envejece con
mayor lentitud, debido a que es más resistente a los agentes externos gracias a
la capa de grasa generada. La higiene es un elemento indispensable para solventar
este problema, al igual que es vital hidratarla permanentemente con el producto
adecuado y usar una buena loción astringente que nivele las secreciones.
·
MIXTO. Su apariencia es brillante o grasa en
algunas zonas, por ejemplo, en la famosa zona “T”, (frente, nariz y mentón),
las mejillas y contornos oculares se muestran con un poco de resequedad, en
este tipo de cutis los poros llegan a estar dilatados y hay ciertas tendencias
a los puntos negros. Cabe destacar que el resto del cuerpo y la piel por lo
general son de apariencia normal.
SENSIBLE.
En su superficie existen finísimas fibras nerviosas que inmediatamente se
mueven ante el más mínimo estímulo, (sol, contaminación y cosméticos), esta
señal que percibe el cerebro se manifiesta al exterior de ésta como irritación,
comezón y erupciones. Este cutis tiende a ser delicado y a resecarse, incluso
genera ciertas alergias, por lo cual requiere productos especiales llamados
hipoalergénicos, no es difícil encontrar personas con este problema que además
sean de cutis graso o seco
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