Cómo están ustedes amigos del blog de Bibi Tips, los saluda cariñosamente su amiga Bertha Avila PietraSanta, quien, en este día, les hablará sobre el tamaño de la cabeza del bebé. Hasta ahora si a un niño le llamaban “cabezón” era una burla intencionada. Sin embargo, en nuestro presente, ser un niño cabezón les llenará de orgullo. ¿El por qué?: Tener la cabeza grande puede ser señal de inteligencia superior
Los científicos descubren que el tamaño de la cabeza sí está relacionado con el nivel de inteligencia. Cuanto más grande sea la cabeza de un bebé, más inteligentes es. Parece controvertido, y muchos lo pondrán en duda, pero es un dato comprobado científicamente. Desde que, en 1836, el anatomista y fisiólogo alemán Frederick Tiedmann escribió que existe "una conexión indiscutible entre el tamaño del cerebro y la energía mental desplegada por cada hombre", los investigadores han estado buscando evidencias biológicas que permitieran demostrar dicha sentencia. "Para todas las edades y los géneros hay actualmente muchas evidencias de que el volumen del cerebro y la inteligencia se encuentran relacionados", esto lo sostiene el psicólogo Michael A. McDaniel, científico que lidera el grupo de investigación que ha realizado también diversos estudios sobre el tema. McDaniel ejerce como psicólogo laboral en tareas de selección de personal, especializándose particularmente en los estudios de inteligencia y de otras señales de predicción del rendimiento laboral. El estudio de McDaniel parece ser el mejor que se haya realizado hasta ahora en su tipo, elaborando conclusiones a partir de veintiséis trabajos previos de investigación, la gran mayoría recientes, y de carácter internacional. El notable incremento en el uso de Resonancias Magnéticas Computadas para mediciones del cerebro que se ha registrado en los últimos cinco años, ha puesto a disposición de los investigadores un importante caudal de datos precisos relativos al volumen cerebral, no disponibles anteriormente de la invención de esta técnica, y que pueden ser cotejados con los resultados de test de inteligencia.
McDaniel encontró que, en promedio, la inteligencia se correlaciona directamente con el tamaño del cerebro. La misma fue medida con test de inteligencia estandarizados, los cuales tienen una importancia sumamente grande en las vidas de las personas, ya que a menudo se utilizan estos test para predecir a qué universidad podrán ir o qué tipo de trabajo les resultaría más fácil obtener por sus aptitudes. Los críticos de estos estudios sostienen que las pruebas realizadas son inexactas y que resultan irrelevantes en el contexto del mundo real y cotidiano. Sin embargo, McDaniel se defiende afirmando: "Cuando la inteligencia se encuentra correlacionada con una realidad biológica como el volumen cerebral, se vuelve muy difícil argumentar que la inteligencia humana no puede ser medida, o que las puntuaciones obtenidas no reflejan algo significativo". Apoyándose en su especialización dentro del campo de la psicología, donde trata de forma habitual con aspirantes a puestos laborales, McDaniel nos recuerda que "en promedio, la gente más inteligente, por lo general aprende más deprisa, comete menos errores y es más productiva". Y también está convencido de que los usos de test de inteligencia en entrevistas laborales brindan mejores beneficios económicos sumamente importantes a las organizaciones que los aplican. Sus conclusiones acerca de las garantías que el tamaño del cerebro ofrece para el nivel intelectual, podrían, por tanto, encajar en esta controvertida filosofía laboral.
Por otra parte, los científicos de la Universidad de Edimburgo también investigaron el tema abocándose exclusivamente a bebés. Para llegar a esta conclusión, los científicos tuvieron en cuenta varios factores: los genes, el coeficiente intelectual y la salud del bebé. Entonces se dieron a la tarea de analizar la relación entre todos y cada uno de los factores. Con gran admiración descubrieron que las habilidades cognitivas del niño respondían a una gran influencia genética, y que también estaban relacionadas con el tamaño de la cabeza.
La genética influye tanto en la forma del cuerpo como en el tamaño de la masa cerebral. El director del estudio, el Doctor Ian Deary, asegura que, a mayor cabeza, mayor inteligencia. Para llegar a esta conclusión, se analizó a más de 100.000 británicos, ya adultos, oscilantes en edades comprendidas entre los 37 y los 73 años. Se les efectuó una analítica completa para comprobar su estado de salud, se estudió su componente genético y se les preguntó por el estilo de vida que llevaban. Se analizaron los datos de todas estas personas guardados desde cuando eran bebés, y all ver las relaciones con el perímetro craneal, las conclusiones a las que llegaron son estas:
- Los bebés que nacen con cabezas más grandes son más propensos a obtener un título universitario.
- Los bebés que nacieron con una cabeza más grande, siempre tienen una puntuación más alta en razonamiento verbal y numérico.
- Los bebés que además gozaron de muy buena salud y buena alimentación mostraron unos índices más altos de cociente intelectual.
La pregunta es... ¿qué se entiende por bebé cabezón? El perímetro normal de circunferencia craneal es de 36 cm en niños y 35 cm en niñas. Quien supere esa media, enhorabuena... si sabe utilizar bien su cerebro, llegará a ser más inteligente que el resto.
Entonces… ¡Mil felicidades para los padres cuyos bebés son de cabezas grandes!!! ¡Abur!!
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