jueves, 20 de octubre de 2016

Mantengamos Vivas Nuestras Tradiciones, Cultura e Historia, Pongamos Manos a la Obra y Empecemos a Montar un Precioso Altar en Casa.

Bienvenidos a Bibi Tips!!!!! En éste jueves patrio, les explicaré cómo montar un espléndido Altar de Día de Muertos en Honor a todos nuestros seres queridos que ya no están con nosotros. Para enaltecer ese orgullo de ser mexicanos, que no mejor que no dejar morir nunca nuestras tradiciones, cultura e historia. Empezaré por decirles que el 1 y 2 de noviembre se celebran, respectivamente, el día de todos los santos y el de los fieles difuntos.



En toda la República Mexicana, nuestros pueblos se congregan éstos días ante sus muertos, en un ritual mítico, mágico y muy tradicional en el que los difuntos regresan. Se les pone un altar con sus comidas y bebidas favoritas para que a su regreso se deleiten de nuevo con ellas. Es por eso que nunca deben faltar en nuestros altares diferentes elementos como las veladoras; éstas sirven para alumbrarles su camino de regreso a casa. Es por eso que en el altar además de las candelas no debemos olvidarnos del vaso de agua para mitigar su sed después de la travesía. No se olviden de poner sal marina de grano en un contenedor de cristal, pueden usar uno de vidrio soplado, por ejemplo, porque la sal aparte de limpiar y purificar, según la tradición, sirve para que el cuerpo no se corrompa en su viaje de ida y vuelta. Tampoco debemos pasar por alto sus fotografías para recordarlos y honrarlos con cariño; disponiendo, sus platos preferidos al frente de éstas, al igual que el jarrito con pulque, atole, chocolate o la botella de tequila. Las típicas calaveritas de azúcar con su nombre y la fruta son otra parte importante de nuestro altar, acompañadas del tradicional pan de muerto y si se trata de un infante, colocaremos entonces alguno de sus juguetes favoritos. Así iremos enriqueciendo nuestra ofrenda; elijan un sitio especial de la casa, coloquen una mesa o consola dispuesta con un mantel blanco, luego pongan tapetitos de papel de china picado, floreros con cempasúchil y mano de león, las fotos de sus seres queridos, sus alimentos preferidos, las candelas, las calaveras de azúcar, también pueden escribirles las calaveras tradicionales, ponerles el pan de muerto típico de la región, prender copal o incienso para limpiar el espacio y para rematar, pueden esparcir pétalos de cempasúchil sobre el altar. Entre los alimentos más significativos para el altar tenemos el mole y los tamales.

El pan de muerto 

En la época prehispánica se realizaban distintos panes que se utilizaban como ofrendas para los muertos o los espíritus. En la actualidad, los panes de muerto son diversos en todo el país. El centro del pan de muerto siempre hay una bolita de pan que representa el cráneo y los huesos y se colocan a los lados del óvalo de pan. En otras regiones se realizan panes con forma de esqueleto o antropomorfos; las encaladillas, para los que no las conocen, son galletitas típicas del Estado de Colima; en Texcoco, por ejemplo, el pan conejo, elaborado con manteca, nuez, guayaba y canela es el tradicional; en Guerrero resaltan los panes llamados camarones y aquellos con figuras de animales, como peces, perros o mariposas, igual que en Acámbaro, Guanajuato. En Tula, se hacen gorditas de masa con arena de hormiguero; en Michoacán existe un pan típico llamado “pan de hule”, que lleva en la parte superior una dedicatoria para el difunto; el rosqueta, hecha con hojas de plátano, anís y piloncillo o las corundas, hechas de masa de maíz y un punto de salsa de tomate con chile de árbol, envuelto en hojas de milpa verde, son algunos de los que podemos apreciar. Aunque estos son los más representativos, existen otros tipos distintos de panes a lo largo de toda la República Mexicana que representan a los muertos de cada hogar. Antes de la conquista se sacrificaba el corazón de una doncella y se coronaba con semillas de amaranto. Entonces el sacerdote que encabezaba el ritual de la festividad, lo mordía como agradecimiento a su Dios. A la llegada de los españoles se prohibió el ritual y se elaboró un pan de trigo en forma de corazón, bañado en azúcar pintada de rojo y así comenzó nuestra tradición del pan de muerto. 

Recordar nuestras leyendas 

El día de muertos nos sirve para recordar a nuestros difuntos y saber que, aunque ya no están presentes, permanecerán en nuestra memoria. A muchos, ese día les sirve como consuelo, pero para la mayoría de nosotros, el día de muertos es de fiesta y alegría. 

Al mexicano no le da miedo la muerte, la respeta y admira, pero también se burla de ella y la hace parte de su vida cotidiana. La muerte no es un símbolo de miedo o terror, como lo es en muchas culturas, la muerte, en México, también es símbolo de fiesta. Adornamos nuestros hogares con papel picado y flores porque le damos la bienvenida. Vamos a los panteones porque visitamos a nuestros antepasados con una sonrisa y gran alegría, porque es el único día en el que vivos y muertos convivimos. 
En México, tenemos tan arraigado el símbolo de la muerte, que decidimos representarlo en nuestras obras de arte y pinturas. Recordemos con cariño a Diego Rivera y a José Guadalupe Posada, quienes crearon parte de nuestra tradición de adoración a la muerte.

Noviembre es un mes de misterio. Las calles se vuelven más frías, recordamos a nuestros muertos, pero también recordamos a los demás, a aquellos que han causado impacto en la tradición de nuestro país y permanecen como las leyendas más terroríficas, aquellas que son capaces de provocar terribles espantos. La Llorona, La Planchada o las brujas de Naica de Chihuahua, quienes aterrorizan las calles con más ímpetu en esos días, pues sabemos que el mundo de los muertos y los vivos tiene una conexión más profunda y, ese, es el pretexto perfecto para recordarlas.

Las ofrendas 

Las ofrendas son una parte infaltable de la tradición del día de muertos, aquellas que nos permiten compartir y convivir con los difuntos. Ellos, por otra parte, pueden absorber la esencia de los más deliciosos manjares en ese día de visita al mundo de los vivos. Pero también es el ejemplo más claro de unión cultural: los españoles pusieron algunas flores y veladoras, los indígenas el copal, la comida y la flor de cempasúchil. 

Esos elementos ahora son indispensables, pues cada uno representa un ingrediente espiritual: el agua mitiga la sed después del largo recorrido, la vela alumbra el camino y simboliza la pureza del alma; la sal sirve para que el cuerpo no se corrompa en su viaje de ida y vuelta; las veladoras significan la luz, la fe y la esperanza, es la guía de su camino para que no se pierdan y aparte permiten alumbrar el hogar, en algunos lugares, cada vela representa a un difunto. El incienso, por otro lado, limpia el lugar de los malos espíritus para que el alma entre al hogar sin ningún peligro; las flores son símbolo de festividad y también sirven para guiar al difunto hacia la ofrenda. El pan representa la eucaristía. Y, por último, los alimentos preferidos del difunto, aquellos que disfrutará, al menos en esencia, se convierten en el centro de la ofrenda, lo más importante. 

Esto ha sido todo en el Bibi Tips del día de hoy, no se olviden de nuestras tradiciones y enseñen a los pequeños a amarlas y respetarlas para que la tradición y orgullo de ser mexicanos nunca muera. ¡Gracias, Feliz día de Muertos y Viva México!!!! ¡Hasta muy pronto!!!!

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