miércoles, 26 de octubre de 2016

¡Mantengamos Vivas Nuestras Tradiciones, Cultura e Historia!!! ¡No al Halloween, Sí al Día de Muertos!!!!!

Cómo están ustedes amigos y seguidores de Bibi Tips, los saluda afectuosamente Bertha Avila PietraSanta quien en este jueves patrio les hablará de nuestra tradicional y legendaria Celebración 100% Mexicana conocida como el Día de Muertos, cuyos orígenes se remontan a la cultura Azteca y que ha influenciado no solo a toda América, sino al mundo entero. En el Bibi Tips del jueves pasado, hablamos del altar para el día de muertos y como montarlo. Ver artículo aquí. En el presente Bibi Tips les daré algunas razones para preferir el día de muertos en lugar del Halloween. Ambas tradiciones son completamente distintas y, en realidad, la combinación que vivimos es indisociable al avance cultural y globalizado al que estamos sometidos a través de los medios de comunicación y las cercanías de los países. Aunque sabemos que es así, no podemos dejar de preferir nuestro ancestral día de muertos, en el que las costumbres del México prehispánico se enaltecen y recuerdan. En toda América existe una fusión cultural impresionante.



En la actualidad, la mezcla de tradiciones y costumbres hace que las culturas se conviertan en un híbrido extraño del que todos somos parte. Halloween, fiesta de origen Celta, popularizada por los estadounidenses, es una tradición que cada vez vemos más presente en nuestro país. Ya no nos molesta más que en día de muertos, por ejemplo, nos disfracemos de espeluznantes monstruos de las películas más aterradoras de Hollywood. Tampoco nos parece raro comprar calabazas o pedir dulces. El clásico “dulce o truco” (trick or treat, give me something good to eat) o pedir la calabaza han sido costumbres relativamente modernas pero llenas de sana diversión y convivencia. Ésta combinación de tradiciones ha hecho que en la mayoría de las familias mexicanas se festeje la unión de las culturas de los dos países. Sin embargo, a pesar de ser así, afortunadamente aún existen lugares en los que todavía existe un festejo original que rememora las tradiciones Aztecas. La costumbre indígena hace posible que nuestros muertos regresen del Mictlán, “lugar de los muertos o inframundo”. Mictlantecuhtli en la mitología mexica, zapoteca y mixteca es el dios del inframundo y de los muertos, también era llamado Popocatzin, por lo tanto, era el dios de las sombras. Junto con su esposa Mictecacíhuatl, regían el mundo subterráneo o reino de Mictlán. Para los antiguos mexicanos, el dios Mictlantecuhtli, libera al hombre de sus penas, y el viaje después de la muerte no depende de la vida que llevó el difunto, sino de la manera de cómo le tocó morir. Después de la muerte, los afortunados que alcanzaban el jardín de la eterna primavera eran los guerreros difuntos, que alzaban vuelo alrededor del sol convertidos en colibríes y mariposas. Con ellos, alzaban vuelo también las mujeres que habían muerto de parto, dadoras de vida, reconocidas también como guerreras. Aquellos que habían muerto en circunstancias relacionadas con el agua como ahogados, fulminados por un rayo o de gota o hidropesía, al igual que los guerreros, jugaban dichosos en el paraíso de la eterna primavera. Los niños iban al Árbol Nodriza, que goteaba leche para ellos. Todos los demás iban al Mictlán, con sus nueve mundos subterráneos y fríos, donde se desvanecían paulatinamente hasta la quietud total. Mictlán, es el lugar de los muertos, sitio poco popular a donde iban las almas no elegidas por los dioses, o sea las almas ordinarias de personas comunes que tuvieron muertes normales, es decir no murieron en combates o sacrificados o electrocutados por un rayo o ahogados o de gota; todas las almas que iban al Mictlán tenían que purificarse, es por eso que tenían que pasar por nueve inframundos hasta desaparecer. Según Fray Diego de Durán, los indígenas nahuas tenían dos fiestas dedicadas al culto de los muertos: Miccailhuitontli o Fiesta de los muertitos, en la que se festejaba a los niños muertos, celebrada en el noveno mes nahua (que es en agosto, al final del ciclo agrícola del maíz, calabaza, garbanzo y frijol). Al día siguiente del Miccailhuitontli celebraban el Mictecacíhuatl, o sea la Fiesta Grande de los muertos. Éstas celebraciones Aztecas marcaban el fin del ciclo agrícola de temporal. Refería el fraile Durán que pudo observar que el día del Miccailhuitontli, se ponían ofrendas a los niños muertos, y al día siguiente se ponían otras para los adultos; dejando de hacerlo en agosto, como eran sus costumbres, para aparentar que festejaban celebraciones cristianas. Igualmente, los españoles heredaron de los celtas la tradición de celebrar el día 1 de noviembre la fiesta de fin del año y dedicaron el mes de noviembre a las “ánimas”. Cabe mencionar que la fiesta celta pagana se celebraba el 30 de noviembre y fue movida por el Papa Gregorio IV al 1 de noviembre con el fin de erradicarla. Actualmente el Halloween es celebrado el 30 de noviembre. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento. Las festividades eran presididas por el dios Mictecacíhuatl, conocido como la "Dama de la muerte". Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV, se aterraron y escandalizaron por las practicas paganas de los indígenas, y en un intento de convertir a los nativos americanos al catolicismo, movieron el festival azteca de agosto hacia fechas diferentes, en el inicio de noviembre, para que coincidiesen con las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas. 

El Halloween tuvo sus orígenes como festividad pagana de Samhain, que significa fin del verano y que se refería al día céltico del banquete de los muertos. Los antiguos britanos tenían una festividad similar conocida como Calan Gaeaf. En el Samhain se celebraba el final de la temporada de cosechas y era considerado como el “Año Nuevo Celta”, que comenzaba con la estación oscura. Este banquete se celebraba como ofrenda para mantener a raya a los malos espíritus que perturbaban la armonía y arruinaban las cosechas, es por eso que la celebración celta coincidía en fechas con la azteca, a finales de agosto. Los españoles combinaron las costumbres del Halloween céltico con el festival similar mesoamericano, creando de este modo el Día de Muertos. 
Los antiguos celtas creían que la línea que une a este mundo con el otro mundo se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los espíritus (tanto benévolos como malévolos) pasar a través. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus malignos eran alejados. Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos, cuyo propósito era adoptar la apariencia de ser un espíritu maligno para evitar ser dañado. En Escocia los espíritus fueron suplantados por hombres jóvenes vestidos de blanco con máscaras o la cara pintada de negro. El Samhain también era un momento para hacer balance de los suministros de alimentos y el ganado para prepararse para el invierno. Las hogueras también desempeñaron un papel importante en las festividades. Todos los otros fuegos se apagaban y en cada hogar se encendía una hoguera en la chimenea. Los huesos de los animales sacrificados se lanzaban a la hoguera. Del Halloween o Noche de Brujas se encontraron vestigios documentados del siglo XVI; refiriéndose a una fiesta pagana de aquelarre en donde la palabra Halloween es una derivación de la expresión inglesa All Hallows' Eve (Víspera de Todos los Santos). Lo que los Mexicanos celebramos con mucho orgullo con el día de muertos, no es a los espíritus malignos o a las brujas y espantos de Hollywood, sino a nuestros seres queridos y antepasados que se han ido; ya que es en su día, la única oportunidad que tenemos en todo un año de que regresen a compartir con nosotros los vivos y hacerles un pequeño homenaje en su memoria. 

Las fiestas de Todos los Santos y de Los Fieles Difuntos aparecieron en el santoral católico desde el período comprendido entre los años 835-844 de nuestra Era, por disposición del Papa Gregorio IV. En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre y en varias naciones como en la nuestra, es un día feriado no laborable. Se cree que Gregorio IV eligió el 1 de noviembre porque coincidía con una de las cuatro grandes fiestas de los pueblos germanos, y la política de la Iglesia en esos años era reemplazar y eliminar todos los ritos paganos. Aquí en América, cuando se mezclaron las tradiciones, se cambió de fecha, pero la alegoría y fiesta alrededor de ella continuó. Se realizó un sincretismo cultural intenso en el que tanto España como México, aportaron sus costumbres y tradiciones para darle color a la fiesta que ahora conocemos. 
En México la tradiciones prehispánica, española y celta se amalgamaron para hacer de esta fecha una celebración en la que se conjugan las tres culturas. Los Mesoamericanos, tales como los Aztecas, Mayas, Purépechas, Nahuas y Totonacas, celebraron y conmemoraron las vidas de sus ancestros por lo menos durante más de 3 mil años de tradición. Desde el siglo XVII hay antecedentes de la celebración “jocosa” de los muertos. En aquel entonces se celebraban los “entierros” con figuras humanas cuyas cabezas eran de garbanzos y el traje de papel negro, simulando al difunto y a los padres trinitarios, quienes se encargaban de llevar los cadáveres de la gente humilde al camposanto. Esta tradición sigue vigente hasta nuestros días en algunos pueblos. También se hacían tumbas de tejamanil negras con adornos blancos y con candelabros de carrizo y una figura de barro representando al difunto. Hoy se hacen juguetes, dulces, miniaturas y todo tipo de figuras que celebran y recuerdan la muerte, llamada popularmente "la parca", "la calaca", "la huesuda", "la dientona", "la flaca", etc. Además de figuras y dulces, la muerte aparece en el teatro, en la música popular y hasta en las llamadas "calaveras", rimas que se burlan de los vivos y de las razones por las que se los va a llevar "la fría”.

Las calaveras se dirigen a políticos y figuras públicas, entre sí a familiares o compañeros de escuela o de trabajo. El primero que popularizó la figura de la calavera, fue José Guadalupe Posada, quien criticó a la sociedad mexicana y a quienes se creían europeos, pero tenían más rasgos indígenas que cualquiera, a los que llamó garbanceros. Su calavera no tenía ropa, solamente un sombrero que le servía para burlarse de aquellos que querían aparentar un estilo de vida que no les correspondía. Después, Diego Rivera la bautizó con el nombre de Catrina y adaptó su forma a la que hoy conocemos, pintándola en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. Desde ese momento, la Catrina ha servido como representación de México y el día de muertos; el papel picado la retoma, y los adornos que acompañan a estas fiestas, la utilizan como símbolo del mes. En Latinoamérica, sobre todo en las iglesias rurales, los altares son adornados con papel de muchos colores y flores. ¡No nos olvidemos nunca de nuestras tradiciones!!!!! Hasta luego.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario