miércoles, 17 de agosto de 2016

¡AVERIGUA A QUÉ MUNDO INVISIBLE ALBERGAMOS!!!!!

Muchísimas gracias por asistir de nuevo a Bibí tips, como siempre es un placer para mí escribir para ustedes. Hoy está dedicado éste artículo a los diferentes tipos de huéspedes que podemos albergar en nuestro organismo, por supuesto que no puedo nombrar todos por ser muchísimos, pero hablaremos de los más frecuentes. Aunque no nos demos cuenta, no estamos "solos" nuestro organismo alberga millones de microorganismos. Son tantos, que su número podría ser igual e incluso mayor al número de células humanas. Se sabe que una persona sana promedio alberga más de 10.000 microorganismos diferentes. 

      

  • En nuestro cuero cabelludo, vive una población microbiana formada por Staphylococcus epidermidis, Propionibacterium acnes y dos especies de hongos, Pityrosporum ovale, (conocida como Malassezia furfur), y Pityrosporum orbiculare. Se ha observado que las personas que padecen el problema de la caspa tienen incrementada la población de Pityrosporum ovale, hasta llegar a constituir el 75% del total de la flora microbiana del cuero cabelludo, apareciendo con más frecuencia en los hombres. Por eso es muy importante saber cuidar el cabello, (aquí puedes ver el artículo), como señalé en el artículo, por ésta causa nunca es bueno compartir nuestro cepillo. Traten de cepillar su cabellera y lavarlo terciados los días con un shampoo natural no agresivo que no reseque ni tape los poros del cuero cabelludo. También es recomendable exfoliar nuestro cuero cabelludo al menos cada quince días con productos de buena calidad y nutrirlo adecuadamente. Otro cuidado primordial es enjuagarlo muy bien y masajear nuestro cuero cabelludo al momento de la ducha con las uñas sin lastimarnos.


  • Nuestros oídos no están a salvo de éstos huéspedes, dentro del oído externo habitan microorganismos tales como el Streptococcus pneumoniae y los bacilos gram negativos, incluida la Pseudomona aeruginosa, misma que aparece en ilustración de abajo. A nuestro oído interno afortunadamente lo protege el cerumen de los oídos. No es recomendable lavar los oídos por dentro y mucho menos introducir artefactos para tratar de extraer la cerilla, con ésta acción podríamos introducir más bacterias y lastimar gravemente nuestro oído; recuerden que son partes delicadas que con facilidad pueden dañarse de forma irreversible. Lo mejor es ir con el otorrinolaringólogo al menos 2 veces al año.


  • Nuestros ojos albergan microorganismos en la conjuntiva del ojo (la parte externa que vemos). Gracias a que las lágrimas contienen la “enzima lisozima” que mantiene a raya el crecimiento bacterial, aún en nuestros ojos con frecuencia podemos encontrar algunas de las bacterias y hongos que encontraríamos en nuestra piel, tales como el Streptococcus, y además la presencia de algunos microorganismos asociados a la nasofaringe, como el Haemophilus, la Neisseria, o el Streptococcus Viridans que llegan a nuestros ojos durante la respiración. La enfermedad más conocida es la conjuntivitis, que es la inflamación de la conjuntiva del ojo provocada por varios tipos de microorganismos. Rápidamente citaré algunos tipos de conjuntivitis y qué microorganismos las producen.


  • La originada por Neumococos, que son bacterias que se encuentran principalmente en la piel o en las mucosas, suele iniciarse de forma muy leve y evolucionar provocando una secreción purulenta muy intensa. Este tipo de conjuntivitis puede provocar una úlcera en la córnea si no se ataca a tiempo.
  • Conjuntivitis provocada por Estafilococos: La mayoría de las personas que la padecen son atacadas por la bacteria Staphylococcus Aureus. Una conjuntivitis de este tipo provoca una abundante secreción mucosa.
  • Haemophilus influenzae: Las conjuntivitis provocadas por éstas bacterias suelen afectar principalmente a los niños. Las secreciones oculares suelen ser acuosas.
  • Clamidias: Éstas son bacterias que se transmiten por contacto sexual. Es muy común que una persona que ha contraído clamidias sufra de inflamación de los ganglios linfáticos acompañada de dolores. Dentro de este tipo de conjuntivitis se encuentra la que se puede contraer en las piscinas por mala calidad del agua. Además, las madres pueden transmitir las bacterias durante el parto. Puede verse afectado un ojo o los dos ojos a la vez. Es frecuente que el paciente sufra una secreción purulenta e inflamación de los párpados cuando este tipo conjuntivitis ataca.
  • Virales: Las conjuntivitis de origen vírico son las más frecuentes, sobre todo en los meses de otoño e invierno. Dentro del catálogo de virus los más frecuentes son los siguientes:
    • Adenovirus: Son los responsables de las conjuntivitis más contagiosas que suelen cursar con fiebre. Este tipo de conjuntivitis están asociadas con otros síntomas y signos. Se produce una secreción acuosa y en muchos casos el paciente sufre intolerancia hacia la luz.
    • Virus del herpes: Provocan conjuntivitis muy leves. En ocasiones sólo se ve afectada la piel que rodea al ojo.
    • Parásitos: Los gusanos o las larvas de insecto como las de mosca, provocan este tipo de conjuntivitis, que podemos encontrarlas, sobre todo, en zonas tropicales de África o zonas de Sudamérica.

  • En la nariz, respiran con nosotros numerosos microorganismos, la flora bacteriana de la región anterior de las fosas nasales está compuesta por varias especies de microorganismos que forman la flora bacteriana de nuestras fosas, como los Staphylococcus, Corynebacterium y Difteroides. Sin embargo, no hay consenso en cuanto a qué se considera flora nasal normal, existiendo pocos estudios que la han descrito, siendo éstos disidentes en sus resultados, debido en gran parte a que ésta varía según la exposición ambiental de la persona, por ejemplo, humo de tabaco, o puede cambiar en el tiempo, dependiendo de las características microbiólogos y epidemiológicas de cada país. Es muy conveniente descongestionar y limpiar con gotas nasales nuestras fosas nasales para protegerlas de éstos agentes patógenos.



  • En la boca se desarrollan muchos microorganismos, (se llega a niveles de 1010 o sea 100 mil millones por gramo en el sarro). Así mismo, se encuentra una gran diversidad de microorganismos colonizando los diferentes ambientes bucales, en los que hay que considerar los dientes, paladar, lengua, cavidad bucal y saliva. Aunque la saliva posee una importante acción antibacteriana, los restos alimenticios y los desechos epiteliales hacen que la flora normal sea muy abundante, especialmente en las zonas asociadas con el surco gingival. Muchas de estas bacterias se asocian con caries dental y mal aliento. 


Existe una bacteria nociva que convive con nosotros, en la placa bacteriana, que, al metabolizar los azúcares de la dieta, produce ácidos orgánicos que desmineraliza la superficie dental y forma caries. Se trata de la bacteria Streptococcus mutans. El cepillado de los dientes elimina esos azúcares dificultando el crecimiento de esta bacteria, así como el de otras muchas. Sin embargo, no las elimina, sólo produce una alteración temporal de las floras habituales de la boca. Por ésta razón debemos cepillar nuestros dientes tan seguido como sea posible y dar masajes regulares en las encías para mantenerlas siempre sanas, nunca olvidando visitar al dentista frecuentemente para evitar problemas y pérdidas de piezas dentales. Además, también es fácil encontrar un virus, famosísimo, el Herpesvirus. Por lo general pasa sin pena ni gloria, ya que nuestro sistema inmune lo mantiene a raya. Pero en épocas en las que tenemos las defensas deprimidas, el virus escapa a ese control y nos encontramos con los conocidos herpes labiales que tanto afean y molestan. Hasta aquí con los Bibí tips del día de hoy. ¡Saludos!!!!!!

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